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Agrupación

La misión (el Evangelio según Santader)

Modalidad: Actuación de la chirigora La misión (el Evangelio según Santader) en el Gran Teatro Falla
Chirigota
Premio:
Primer Premio
Puntos:
714.22
Año:
2022
Localidad:
Cádiz (Cádiz)
Dirección / Afinación:
Manuel Santander Grosso
Letra:

José Manuel Sánchez Reyes

Carlos Perez Perez

Manuel Santander Grosso

Música:

Manuel Santander Grosso

Descripción:

Una de las noticias más gratas del regreso del Concurso tras la pandemia, es la vuelta a las tablas de la antigua agrupación de Manolo Santander tras su fallecimiento. Tras despedirse en las propias tablas en el año 2019 con un primer premio con "La maldición de la lapa negra", Manolin Santander, su hijo, recoge la herencia chirigotera con "La misión (el Evangelio según Santander)". Manteniendo el mismo grupo (más bien una familia) que tenía Manolo, entre los que lleva verdaderos gladiadores de la esencia chirigotera y veteranos curtidos en el compás del 3x4, podemos estar seguro de que no puede haber ningún grupo mejor que ellos junto a su hijo Manolín, para defender la herencia de Manolo. Los aficionados estamos de enhorabuena de que, a pesar de haber perdido a un estandarte de la chirigota, este grupo nos vaya a permitir seguir disfrutando del estilo más añejo de la chirigota de Cádiz. La letra será obra de Jose Manuel Sanchez Reyes tal como hacia con Manolo y también se repartirán esta tarea Carlos Pérez y Manolin Santander, que también se hará cargo de la música.


Actuación completa de la chrigota La misión (el Evangelio según Santader) en preliminares

Las enseñanzas de Manolo Santander siguen muy presentes en su chirigota y su hijo, que toma su testigo para que La Viña siga sonando en el Falla. Y lo hacen por derecho, con un repertorio muy gaditano por el que no ha pasado el tiempo. Una misión que cumplen con creces y les dispara dentro del Concurso. Desde la presentación, con unos mandamientos tan gaditas como “no compréis tabaco, que pedirlo está mejor” o no cometer actos impuros, por lo que uno “se puede hacer una pajita pero sin el dedito metido en el culo”, el olor a Santander se mantiene muy presente. Un sabor que estalla con los pasodobles, tan reconocibles como emocionantes tanto en lo musical como en las letras. La herencia sigue presente en la primera, que levanta al público, en la que Manolín se pasa a la chirigota para decir con ella “lo que te quiero” y llevarla hasta el cielo. Magnífico el segundo en homenaje a Juan Manzorro y Paco Rosado a partir del pasodoble “Paseaba apuraíllo” de ‘Los llaveros solitarios’. Dos gaditanos con dos maneras diferentes de ver la ciudad que entraron de la mano en el cielo. En el primer cuplé un tatuaje del Che Guevara se transforma en Echenique y su abuela Charo lleva de todo en el tacataca, quizas lo mas lfojito de su actuación. Para enmarcar el estribillo. Las vueltas al calendario y las tradiciones de Cádiz dejan un popurrí de altura, sobre todo con la cuarteta de “¡cofrades, a la calle!”.

Actuación completa de la chirigota La misión (el Avengelio según Santader) en semifinales

Poca enjundia humorística en la presentación, más rítmica y cantable que graciosa. Eso sí, buenísimas maneras de los chirigoteros vendiendo lo que traen y ganándose el favor de los presentes con muchísimo oficio. El pasodoble son palabras mayores. Manolito ha conseguido calcar el pellizco de las composiciones de su añorado padre. Primera letra cantada con mucha rabia a la condena de Cádiz a vivir solo del turismo. “Si pedimos carga de trabajo, el gobierno manda una tanqueta”. La música parecía hecha para el piropo pero esta guerrillera letra le entra como un guante. Fortísima ovación.

El segundo sí que es un precioso piropo a la Viña que se despierta después del confinamiento. Un barrio que seguía radiante esperando a ser como antes. Por la copla van desfilando viñeros, la mujer que estuvo mala y ha vuelto a nacer, la abuela que por fin va a ver a sus nietos, el pescador de caballas, la niña que te habla riendo, esa pareja de ancianos cogidos de la mano, el dueño del bar abriendo sus puertas... Un barrio y una playa que “son para confinarse toda la vida”.
Simpaticones los cuplés, más de sonrisa que de carcajada. En el primero, repiten broma (lo que les gusta comer) primero con Ramoni que va a apagar un fuego a una cocina y acaba comiéndose unas hojaldrinas y después con Manolito y lo que se han ahorrado en alpiste Los Renacidos al no salir él. El segundo, de corte surrealista, a los bronceados anales.

Tras el popurrí, recibido con más frialdad que en preliminares, queda la sensación de que no han ido a más respecto al primer pase. Pero el popurrí sigue siendo el mismo, solo cambia la actitud del auditorio, poco receptivo esta vez a este tipo de humor localista y pamplinoso.

Actuación completa de la chirigota La misión (el Evangelio según Santader) en la Gran Final

Cádiz es una religión. Igual que el Carnaval, por lo que no hay mayor misión que mantener las tradiciones gaditanas y, sobre todo. Tras un pase frío en semifinales, la chirigota que lidera Manolín Santander mantiene el tipo de lo que se espera en la GranFinal gracias a una enorme tanda de pasodobles que levanta al público. Tanto que acaba eclipsando al resto de repertorio de dos maneras muy diferentes, pero íntimamente relacionadas con el Carnaval. De hecho, el metacarnaval copa la primera letra pero para dejar las cosas claras –con muchísima razón– respecto a las ausencias que se han producido en la modalidad en este Concurso, denunciando que cuando la ciudad los necesitaba “muchos pegaron la espantada”. Una queja que tiene una lectura interna, pero, sobre todo, también otra externa por la gran cantidad de grupos de fuera que han renunciado a concursar porque “este año coincide con la feria”, por lo que dejan muy claro que “somos sus hijos los que no abandonan a su madre”. Y para cerrar, una sentencia para enmarcar: “No salgo en chirigotas, yo soy chirigotero”. La emoción sale a borbotones en la segunda letra, en la que recuerdan el último pasodoble de "La maldición de la lapa negra" a "la enfermedad maldita" para recordar que, a pesar de “los sinsabores” desde aquella noche, tienen con sus hijos “cinco razones hermosas que curaron nuestros corazones”, por lo que han tirado hacia delante. Esta enorme distancia hace que los cuplés no brillen tanto, aunque ambos sean simpáticos. En el primero, un cura echa tanta agua bendita en un tanatorio que el muerto lleva ya puesto el chubasquero y los dos manguitos. Rematan el Concurso con el bastinazo correspondiente, en este caso en forma de mensaje en un sobre de azúcar con el que un camarero les advierte que su ligue “tiene un nabo como una grúa de los astilleros”.